lunes, 23 de agosto de 2010

Temamos ante la grandeza de Dios

Estimados:

Les pido lean hasta el final, porque cuando es Palabra de Dios debemos buscar entender para librar nuestra vida de la muerte.

Estaba leyendo en libro de Job y realmente me fue manifestado algo que me llena de temor a Dios y a la vez me llena de fe en él.

En el capítulo 31 del libro de Job, podemos ver como Job afirma su integridad queriendo justificarse a si mismo poniendo a Dios como injusto por el sufrimiento que estaba padeciendo. Cuando Job con sus muchas palabras afirma ser íntegro ninguno de sus tres amigos que lo habían condenado pudo responderle palabras, se quedaron callados, a pesar de que eran hombres de edad considerada y de experiencia de vida, no hubo en ellos sabiduría para responder a Job y hacerle entender que sus palabras intentando justificarse y cuestionando a Dios eran sin sentido alguno, Job estaba pecando tal cual un malvado, no había sabiduría en las palabras de Job. Las palabras necias de Job no provocarían en Dios nada respecto a su aflicción, sino que le serían en contra.

Si este hombre que tenía temor a Dios llegó a pecar delante de Dios con tantas palabras, cuantos serán entonces los que hoy pecan delante de Dios creyéndose justos a sus propios ojos, muchas veces cuestionando la presencia de Dios, ocultando así nuestros propios pecados, creyendo que nuestros caminos son rectos y que no somos merecedores de ningún mal.

" Hice pacto con mis ojos;

¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?

2 Porque ¿qué galardón me daría de arriba Dios,

Y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?

3 ¿No hay quebrantamiento para el impío,

Y extrañamiento para los que hacen iniquidad?

4 ¿No ve él mis caminos,

Y cuenta todos mis pasos?



5 Si anduve con mentira,

Y si mi pie se apresuró a engaño,

6 Péseme Dios en balanzas de justicia,

Y conocerá mi integridad.

7 Si mis pasos se apartaron del camino,

Si mi corazón se fue tras mis ojos,

Y si algo se pegó a mis manos,

8 Siembre yo, y otro coma,

Y sea arrancada mi siembra.



9 Si fue mi corazón engañado acerca de mujer,

Y si estuve acechando a la puerta de mi prójimo,

10 Muela para otro mi mujer,

Y sobre ella otros se encorven.

11 Porque es maldad e iniquidad

Que han de castigar los jueces.

12 Porque es fuego que devoraría hasta el Abadón,

Y consumiría toda mi hacienda.

13 Si hubiera tenido en poco el derecho de mi siervo y de mi sierva,

Cuando ellos contendían conmigo,

14 ¿Qué haría yo cuando Dios se levantase?

Y cuando él preguntara, ¿qué le respondería yo?

15 El que en el vientre me hizo a mí, ¿no lo hizo a él?

¿Y no nos dispuso uno mismo en la matriz?



16 Si estorbé el contento de los pobres,

E hice desfallecer los ojos de la viuda;

17 Si comí mi bocado solo,

Y no comió de él el huérfano

18 (Porque desde mi juventud creció conmigo como con un padre,

Y desde el vientre de mi madre fui guía de la viuda);

19 Si he visto que pereciera alguno sin vestido,

Y al menesteroso sin abrigo;

20 Si no me bendijeron sus lomos,

Y del vellón de mis ovejas se calentaron;

21 Si alcé contra el huérfano mi mano,

Aunque viese que me ayudaran en la puerta;

22 Mi espalda se caiga de mi hombro,

Y el hueso de mi brazo sea quebrado.

23 Porque temí el castigo de Dios,

Contra cuya majestad yo no tendría poder.



24 Si puse en el oro mi esperanza,

Y dije al oro: Mi confianza eres tú;

25 Si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen,

Y de que mi mano hallase mucho;

26 Si he mirado al sol cuando resplandecía,

O a la luna cuando iba hermosa,

27 Y mi corazón se engañó en secreto,

Y mi boca besó mi mano;

28 Esto también sería maldad juzgada;

Porque habría negado al Dios soberano.



29 Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía,

Y me regocijé cuando le halló el mal

30 (Ni aun entregué al pecado mi lengua,

Pidiendo maldición para su alma);

31 Si mis siervos no decían:

¿Quién no se ha saciado de su carne?

32 (El forastero no pasaba fuera la noche;

Mis puertas abría al caminante);

33 Si encubrí como hombre mis transgresiones,

Escondiendo en mi seno mi iniquidad,

34 Porque tuve temor de la gran multitud,

Y el menosprecio de las familias me atemorizó,

Y callé, y no salí de mi puerta;

35 ¡Quién me diera quien me oyese!

He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí,

Aunque mi adversario me forme proceso.

36 Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro,

Y me lo ceñiría como una corona.

37 Yo le contaría el número de mis pasos,

Y como príncipe me presentaría ante él.



38 Si mi tierra clama contra mí,

Y lloran todos sus surcos;

39 Si comí su sustancia sin dinero,

O afligí el alma de sus dueños,

40 En lugar de trigo me nazcan abrojos,

Y espinos en lugar de cebada.


Aquí terminan las palabras de Job". (Job 31)

Nunca debemos ni pensar que Dios hace algo injusto!

En ese preciso momento aparece un joven llamado Eliú, quién escuchó todas las palabras de Job, este joven respetuosamente escuchó todo aguardando que los amigos de Job que eran ancianos pronunciaran palabras de sabiduría para corregir a Job de su grande error, pero al ver que de estos hombres no salían palabras algunas, no aguantó más, confrontó a Job y hablo lleno de sabiduría. Podemos comprender que la sabiduría de Dios no solo está en personas de edad avanzada o con más experiencia, sino en todo hombre que teme a Dios de verdad.

Eliú habla cuatro discursos hacia Job, los cuales son tremendos y hacen a cualquiera reflexionar y temer delante de la grandeza y soberanía del Dios vivo.

"1 Cesaron estos tres varones de responder a Job, por cuanto él era justo a sus propios ojos. 2 Entonces Eliú hijo de Baraquel buzita, de la familia de Ram, se encendió en ira contra Job; se encendió en ira, por cuanto se justificaba a sí mismo más que a Dios. 3 Asimismo se encendió en ira contra sus tres amigos, porque no hallaban qué responder, aunque habían condenado a Job. 4 Y Eliú había esperado a Job en la disputa, porque los otros eran más viejos que él. 5 Pero viendo Eliú que no había respuesta en la boca de aquellos tres varones, se encendió en ira. 6 Y respondió Eliú hijo de Baraquel buzita, y dijo:

Yo soy joven, y vosotros ancianos;

Por tanto, he tenido miedo, y he temido declararos mi opinión.

7 Yo decía: Los días hablarán,

Y la muchedumbre de años declarará sabiduría.

8 Ciertamente espíritu hay en el hombre,

Y el soplo del Omnipotente le hace que entienda.

9 No son los sabios los de mucha edad,

Ni los ancianos entienden el derecho.

10 Por tanto, yo dije: Escuchadme;

Declararé yo también mi sabiduría.



11 He aquí yo he esperado a vuestras razones,

He escuchado vuestros argumentos,

En tanto que buscabais palabras.

12 Os he prestado atención,

Y he aquí que no hay de vosotros quien redarguya a Job,

Y responda a sus razones.

13 Para que no digáis: Nosotros hemos hallado sabiduría;

Lo vence Dios, no el hombre.

14 Ahora bien, Job no dirigió contra mí sus palabras,

Ni yo le responderé con vuestras razones.



15 Se espantaron, no respondieron más;

Se les fueron los razonamientos.

16 Yo, pues, he esperado, pero no hablaban;

Más bien callaron y no respondieron más.

17 Por eso yo también responderé mi parte;

También yo declararé mi juicio.

18 Porque lleno estoy de palabras,

Y me apremia el espíritu dentro de mí.

19 De cierto mi corazón está como el vino que no tiene respiradero,

Y se rompe como odres nuevos.

20 Hablaré, pues, y respiraré;

Abriré mis labios, y responderé.

21 No haré ahora acepción de personas,

Ni usaré con nadie de títulos lisonjeros.

22 Porque no sé hablar lisonjas;

De otra manera, en breve mi Hacedor me consumiría"(Job 32)


Eliú en su primer discurso reprende a Job por sus palabras de reproche hacia Dios, porque Job había dicho que era inocente, sin pecado, limpio y libre de culpa, que Dios lo había tomado de enemigo, que Dios le había encontrado faltas a pesar de que el se consideraba recto.

Eliú le dice a Job que esta muy equivocado, que Dios es más grande que cualquier mortal, lo reprende por decir que Dios nos respondía a todas sus preguntas.

Hermanos no somos nadie para cuestionar a Dios, entiende que si eres amado por él el te corregirá una y otra vez, Dios nos habla de muchas maneras y continuamente, pero somos nosotros que no podemos entender cuando Dios nos está hablando, no lo percibimos.

Cuando nos sea revelado un pecado no lo ocultemos queriendo justificarlo, sus advertencias son para que nos apartemos de lo malo, para librarnos de caer en el sepulcro. En buena hora si Dios nos quebranta casi hasta hacernos sentir la muerte, así no nos confiamos y alejamos de él, muchas veces la aflicción es necesaria, pero el propósito no es para destruirnos. Solo cuando somos quebrantados hasta sentir que somos débiles, que no somos nadas, es cuando aprendemos a valorar más la vida que Dios tiene para darnos, solo ahí entendemos que si solo quita Dios su aliento de vida de nosotros morimos en cualquier momento, sean ricos o pobres morimos y todo lo que planeábamos queda frustrado.

Pero debemos entender que si nuestro mediador que es Jesucristo habla delante de Dios en nuestro favor, intercediendo por nosotros, dando testimonio de nuestra rectitud, seremos completamente sanos y salvos, recobraremos las fuerzas y alabaremos a Dios, oraremos al Señor y él nos atenderá. Daremos testimonio de como Dios nos libró de la muerte y podemos todavía ver a cada día la luz.

Pero todo esto acontecerá si nos arrepentimos de todo el corazón y buscamos con todas nuestras fuerzas a aquel que se entregó por nosotros en la Cruz del Calvario.

Debemos entender como Dios trata con el hombre, su carácter y su omnipotencia.

" Por tanto, Job, oye ahora mis razones,

Y escucha todas mis palabras.

2 He aquí yo abriré ahora mi boca,

Y mi lengua hablará en mi garganta.

3 Mis razones declararán la rectitud de mi corazón,

Y lo que saben mis labios, lo hablarán con sinceridad.

4 El espíritu de Dios me hizo,

Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

5 Respóndeme si puedes;

Ordena tus palabras, ponte en pie.

6 Heme aquí a mí en lugar de Dios, conforme a tu dicho;

De barro fui yo también formado.

7 He aquí, mi terror no te espantará,

Ni mi mano se agravará sobre ti.



8 De cierto tú dijiste a oídos míos,

Y yo oí la voz de tus palabras que decían:

9 Yo soy limpio y sin defecto;

Soy inocente, y no hay maldad en mí.

10 He aquí que él buscó reproches contra mí,

Y me tiene por su enemigo;

11 Puso mis pies en el cepo,

Y vigiló todas mis sendas.



12 He aquí, en esto no has hablado justamente;

Yo te responderé que mayor es Dios que el hombre.

13 ¿Por qué contiendes contra él?

Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones.

14 Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios;

Pero el hombre no entiende.

15 Por sueño, en visión nocturna,

Cuando el sueño cae sobre los hombres,

Cuando se adormecen sobre el lecho,

16 Entonces revela al oído de los hombres,

Y les señala su consejo,

17 Para quitar al hombre de su obra,

Y apartar del varón la soberbia.

18 Detendrá su alma del sepulcro,

Y su vida de que perezca a espada.



19 También sobre su cama es castigado

Con dolor fuerte en todos sus huesos,

20 Que le hace que su vida aborrezca el pan,

Y su alma la comida suave.

21 Su carne desfallece, de manera que no se ve,

Y sus huesos, que antes no se veían, aparecen.

22 Su alma se acerca al sepulcro,

Y su vida a los que causan la muerte.

23 Si tuviese cerca de él

Algún elocuente mediador muy escogido,

Que anuncie al hombre su deber;

24 Que le diga que Dios tuvo de él misericordia,

Que lo libró de descender al sepulcro,

Que halló redención;

25 Su carne será más tierna que la del niño,

Volverá a los días de su juventud.

26 Orará a Dios, y éste le amará,

Y verá su faz con júbilo;

Y restaurará al hombre su justicia.

27 El mira sobre los hombres; y al que dijere:

Pequé, y pervertí lo recto,

Y no me ha aprovechado,

28 Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro,

Y su vida se verá en luz.

29 He aquí, todas estas cosas hace Dios

Dos y tres veces con el hombre,

30 Para apartar su alma del sepulcro,

Y para iluminarlo con la luz de los vivientes.

31 Escucha, Job, y óyeme;

Calla, y yo hablaré.

32 Si tienes razones, respóndeme;

Habla, porque yo te quiero justificar.

33 Y si no, óyeme tú a mí;

Calla, y te enseñaré sabiduría"(Job 33).


En su segundo discurso Eliú expone una palabra llena de pecado que salió de la boca de Job al decir que sería una mentira admitir que fuera un mentiroso y que no se gana nada con querer agradar a Dios. También aprendemos que Dios da a cada uno conforme a sus caminos, hay muchos "cristianos" que hasta el día de hoy están cosechando lo que sembraron, pero lo peor es que no están sembrando lo bueno para que la cosecha sea bendita.

¿Cuantas veces decimos a Dios, Señor hemos pecado, me dejé engañar, no lo volveré a hacer, muéstrame las faltas que yo no veo, se he actuado mal, no lo volveré a hacer?

En el cristianismo que hoy se vive tengo certeza que nunca con sinceridad.

¿Y todavía esperas que Dios te recompense como mejor te perezca, aunque lo has rechazado?.

Job es expuesto como un hombre malvado y rebelde que se atreve a contender contra Dios. ¡Cuantos son los que hoy en una terrible insensatez contienden con el Señor provocándolo a celos! En vez de reconocer todos sus caminos torcidos pretenden ser justos delante de los demás con sus propios esfuerzos.

" Además Eliú dijo:

2 Oíd, sabios, mis palabras;

Y vosotros, doctos, estadme atentos.

3 Porque el oído prueba las palabras,

Como el paladar gusta lo que uno come.

4 Escojamos para nosotros el juicio,

Conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno.

5 Porque Job ha dicho: Yo soy justo,

Y Dios me ha quitado mi derecho.

6 ¿He de mentir yo contra mi razón?

Dolorosa es mi herida sin haber hecho yo trasgresión.

7 ¿Qué hombre hay como Job,

Que bebe el escarnio como agua,

8 Y va en compañía con los que hacen iniquidad,

Y anda con los hombres malos?

9 Porque ha dicho: De nada servirá al hombre

El conformar su voluntad a Dios.



10 Por tanto, varones de inteligencia, oídme:

Lejos esté de Dios la impiedad,

Y del Omnipotente la iniquidad.

11 Porque él pagará al hombre según su obra,

Y le retribuirá conforme a su camino.

12 Sí, por cierto, Dios no hará injusticia,

Y el Omnipotente no pervertirá el derecho.

13 ¿Quién visitó por él la tierra?

¿Y quién puso en orden todo el mundo?

14 Si él pusiese sobre el hombre su corazón,

Y recogiese así su espíritu y su aliento,

15 Toda carne perecería juntamente,

Y el hombre volvería al polvo.



16 Si, pues, hay en ti entendimiento, oye esto;

Escucha la voz de mis palabras.

17 ¿Gobernará el que aborrece juicio?

¿Y condenarás tú al que es tan justo?

18 ¿Se dirá al rey: Perverso;

Y a los príncipes: Impíos?

19 ¿Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes.

Ni respeta más al rico que al pobre,

Porque todos son obra de sus manos?

20 En un momento morirán,

Y a medianoche se alborotarán los pueblos, y pasarán,

Y sin mano será quitado el poderoso.

21 Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre,

Y ve todos sus pasos.

22 No hay tinieblas ni sombra de muerte

Donde se escondan los que hacen maldad.

23 No carga, pues, él al hombre más de lo justo,

Para que vaya con Dios a juicio.

24 El quebrantará a los fuertes sin indagación,

Y hará estar a otros en su lugar.

25 Por tanto, él hará notorias las obras de ellos,

Cuando los trastorne en la noche, y sean quebrantados.

26 Como a malos los herirá

En lugar donde sean vistos;

27 Por cuanto así se apartaron de él,

Y no consideraron ninguno de sus caminos,

28 Haciendo venir delante de él el clamor del pobre,

Y que oiga el clamor de los necesitados.

29 Si él diere reposo, ¿quién inquietará?

Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará?

Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;

30 Haciendo que no reine el hombre impío

Para vejaciones del pueblo.



31 De seguro conviene que se diga a Dios:

He llevado ya castigo, no ofenderé ya más;

32 Enséñame tú lo que yo no veo;

Si hice mal, no lo haré más.

33 ¿Ha de ser eso según tu parecer?

El te retribuirá, ora rehúses, ora aceptes, y no yo;

Di, si no, lo que tú sabes.

34 Los hombres inteligentes dirán conmigo,

Y el hombre sabio que me oiga:

35 Que Job no habla con sabiduría,

Y que sus palabras no son con entendimiento.

36 Deseo yo que Job sea probado ampliamente,

A causa de sus respuestas semejantes a las de los hombres inicuos.

37 Porque a su pecado añadió rebeldía;

Bate palmas contra nosotros,

Y contra Dios multiplica sus palabras". (Job 34)


El tercer discurso de Eliú nos enseña que cuando pecamos en nada afectamos a Dios, que nuestros muchos pecados no le hacen nada, que si hacemos bien no le hacemos ningún beneficio, sino que es a nuestros semejantes a quienes le afectan nuestros pecados como así también nuestras buenas acciones, como si de algo nos pudiéramos jactar y como si Dios necesitara algo de nosotros, ahora se me viene a la mente las palabras del Señor Jesús cuando habla del "Siervo Inútil".

Hermanos entendamos que solo nosotros mismos nos hacemos mal y nos autodestruimos cuando rechazamos a Dios, también nuestras malas decisiones tendrán efecto en nuestros seres más cercanos. Cuantas personas que profesan ser cristianas están con la familia destruida, llenos de problemas que parecen nunca acabar y no adelanta querer disimular y vivir en una apariencia, porque terminaremos agobiados por nuestros mismos consejos. Dios no hace caso de las falsedades.(Leer Job 35)

Y en el último discurso de Eliú (Job 36 y 37) aprendemos que el Señor nos habla para corregirnos, si hacemos caso tendremos la bendición de Dios en toda su plenitud, pero si no obedecemos vamos a perecer, muchos llegan a morir en la juventud.

Las pruebas y las luchas que pasamos Dios nos salva por medio de la fe verdadera en él, por medio de la aflicción llegamos a entender la voluntad de Dios, nos hacen madurar. Debemos cuidarnos de no dejarnos sobornar por las muchas doctrinas y no dejarnos seducir por el dinero porque en la angustia no servirán de nada.

Contemplemos toda la grandeza de su poder por medio de toda la creación que lo alaba, temblemos delante de su presencia.

El propósito de Dios para con sus amados y escogidos es que lo conozcan de verdad y no solo de oídos y que sean preparados para toda buena obra.

"Respondió Job a Jehová, y dijo:

Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti.

¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?

Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;

Cosas demasiadas maravillosas para mí, que yo no comprendía.

Oye, te ruego, y hablaré;

Te preguntaré, y tú me enseñarás.

De oídas te había oído;

Mas ahora mis ojos te ven.

Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza" (Job 42:1-6)

El estado final de Job fue más bendecido que el primero, pero más allá de las cosas materiales que recibió con creces y más abundantes que la primera vez, cosas secundarias, Job recibió lo más maravilloso que un hombre puede recibir de Dios, conocerlo y ser conocido por el Señor.

Que Dios los bendiga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi humilde intelecto; Job no trata de justificar, nos dice cual es ha sido su proceder y nos enseña como debe ser un buen cristiano todo amor y bondad para con nuestros prójimos. Y sobre todas estas cosas, no da un ejemplo de como muchos que estan bien y caen en momentos de desesperación se les debilita la Fé, A Job le dieron 3 angeles a su lado para confortale el dolor, o sea que aunque estemos en dificultades, Dios nos mandarà sus angeles para salir avante. Dios te bendiga.